Y entonces llegó Cibeles.

Recuerdo la primera vez que fui a la Pasarela Cibeles, todavía no era Madrid Fashion Week, fue hace cinco años. Yo acababa de llegar a Madrid y veía la ciudad como un lugar lleno de oportunidades donde, finalmente, decidiría a qué me quería dedicar en un futuro. Y, más o menos, así fue y está siendo.


Vivía cerca de la plaza de toros de Las Ventas, la zona no es muy bonita pero a mí, en ese momento, me encantaba, el ruido, los coches, incluso la contaminación, con 16 años empecé a enamorarme de Madrid. Iba andando de casa al colegio y del colegio a casa todos los días, no están lo que se dice cerca, aproximadamente unos 45 minutos, pero me gustaba sentir la nariz roja y congelada mientras subía la Calle Alcalá, continuando por Don Ramón de la Cruz, allí recogía a Jose para terminar encerrada en una clase, donde hacía frío, era el único sitio que no me gustaba de Madrid. Por la tarde volvía a casa y veía los DVD's de Sex and the City que mis amigos de Santiago me habían regalado antes de irme y esperaba a que mi madre volviera del trabajo. Un día volvió con una sorpresa para mí, ahora lo pienso y me parece una tontería pero, en el momento podría decirse que vi el cielo abierto. Nos íbamos a la Pasarela Cibeles.


Los desfiles eran en El Retiro, todavía no sé por qué IFEMA, pero bueno, ese es otro tema. Fuimos con tiempo, dimos un largo paseo hasta que encontramos el recinto, estábamos perdidas, no sabíamos con quién hablar, con quién no hablar, por dónde entrar, no sabíamos ni si era ahí! Entramos, nos llevaron a ver el backstage, lugar del que yo no quería salir, le pregunté a la chica que nos llevaba si podríamos ver el desfile desde dentro, me miró, ignoró mi pregunta y siguió andando, yo, me sentí idiota pero no le hice mucho caso, tenía demasiadas cosas a mi alrededor que llamaban mi atención.


Nos sentamos, vimos el desfile de Miriam Ocariz, en ese momento no sabía quién era, desde ese día me hace ilusión ver sus desfiles. Salí de la sala con la boca abierta y le dije a mi madre, yo quiero tener algo que ver con esto.


Hace dos semanas aproximadamente me llegó un mail de Patricia, mi booker. Tenía un casting para el desfile de Miguel Palacio, él sabía que medía 1,71 pero yo le gustaba, así que allá fui. Todo iba bien hasta que quisieron probarme unos pantalones, empecé a temblar, sabía que no, que esos pantalones no eran para mí, recularon a tiempo y me probaron un vestido maravilloso, salí de allí y pensé, la suerte está echada. Al día siguiente me fui más contenta que un calamar a hacer el fitting a Ifema. 


Viernes 16 de septiembre por la mañana, me desperté temprano y me fui a un shooting para Glamour con Chus Antón. Éramos cinco niñas y las cinco estábamos apuradas porque, ya se sabe, durante la semana de la moda todo va demasiado rápido, el tiempo lo que más. A las 14 estábamos las cinco saliendo rápidamente del estudio hacia Ifema. Al llegar allí me encontré con gente que solo veo durante la Fashion Week y que es un gusto ver, hablar y comentar qué sabor de boca van dejando los desfiles. Después de darme un par de vueltas por el showroom, comprarme un par camisetas de IsaacyManu y dejarme flashear por un par de coolhunters me metí en el backstage y sentí alivio al conocer a más de la mitad de la gente que andaba por allí, un gusto. Me peinó Crisanto, no podía pedir más. Nos vistieron y nos preparamos para salir. En ese momento pensé en cómo es desde el otro lado, te sientas, te relajas y miras, es más cómodo si, pero la colección se ve más bonita desde dentro, mucho más. Tomé aire y caminé hacia numerosos flashes que me hicieron sentir extrañamente a gusto. Se había acabado, demasiado corto para terminar de disfrutarlo del todo.


Foto por Ramiro E para yoDona.


Foto por Alberto Saguar.


Foto por Javier Garceche para Harpers Bazaar.

Foto por Europa Press.

Desfile íntegro aquí.









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